lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Qué soy?




Soy eso, eso que ven,
Tan sólo lo que ven.
Para algunos demonio,
Para otros Dios.
Para mí la nada.
Soy eso, eso que ven,
Pero quizás sumado a las voces que ahogo,
Las caras que oculto,
Las pena que absorbo.
Soy eso, eso que ven,
Para muchos una larva, la que viola a los muertos,
Para otros el ángel
Que los salva del infierno.
Soy eso, eso que ven,
El rostro de Cristo,
Golpeado y escupido,
Sin comprender su destino.
Soy eso, eso que ven,
Como sangre de niño,
Que ofrecen en sacrificio,
A una causa perdida.
Soy eso,
Una contradicción,
Un paria
Un hijo del caos.
Soy la noche, el día
El reino y sus ruinas.
La flamante voz del odio,
Y el sensual susurro del amor.
Eso es lo que soy.

domingo, 25 de septiembre de 2011

El fuego de azar.


Exploré
los rincones
de mi corazon
intentando olvidar,
las heridas
de nuestra pasión.

Fue poco tiempo,
solo en un lugar,
cuando me dijiste,
ya no hay nada por hablar.
Tan fácil para vos
fue decir adios...

Lograste despertar
mis demonios,
agitar mis aguas,
dejarme desnudo.
Mi piel de lobo
cubría un cordero...

No encontré explicaciones
solo restos de nosotros.
El fuego que cubrió nuestros cuerpos
testigo de la pasión,
que incendió tu cuarto,
y se llevó mi corazón.

Sólo un recuerdo,
con el agridulce
sabor del veneno.
Tu voz de sirena,
me llevó a colapsar
en mi nada.

Para mi eras la salida.
Yo para vos un número.
Para mí eras un milagro,
mas sólo fui un placer momentáneo.
Ya me has olvidado, lo se,
y yo lo sigo intentado.

Viuda negra,
que mi alma has secuestrado,
te imploro,
vete de mi mente,
nunca quise encontrarte,
y ahora no puedo perderte.

Excusa

Te miro, analizo,
me hielo.
Pierdo el sentido
me desvanezco.

Me ignorás,
más te observo.
No puedo evitar contemplarte,
hacerte mía en sueños.

Me ahogo en palabras,
que nunca diré.
Me hablo a mí mismo
con lágrimas.

Se la excusa
que me salve la vida.
Mi heroína,
la dueña de mis sentidos.

Si soy un salvaje,
que te pide a gritos
que lo domestiques.
Salvame.

Y sigo soñando
que duermes en mi pecho.
Y allí me arrastras
al súmmum de los placeres.

Más despierto,
solo, maltrecho,
ahogado,
lacrimoso.

Me veo, soy esto,
una ruina.
¿Un solitario?
quizás el lobo estepario.

Ahogado en palabras,
que jamás diré.
Contemplo tus labios,
que jamás besaré.

Me abraza el miedo,
me desprecio.
Soy esto,
una ruina.

Quisiera no ahogarme
y pedirte,
que seas la excusa
que me salve la vida.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Resabio


Amanece otra vez, y sigo despertando con ese gusto amargo en mi boca. Es familiar sentirlo, e incluso lo disfruto. Si después de todo, hace años me acompaña. Es como un compañero constante. No se aún gusto a que tiene, si se parece al limón o al gusto de la muerte. Puede ser el fruto de la desesperación, el real sabor de la tristeza, o algún otro aliciente que no logro identificar.
La única certeza es que existe, está en mí, es parte de mí. Llegó y jamás se fue. Se ha visto atenuado, pero siempre permanece. Lo se, y también se que no se irá. No quiere hacerlo, mas tampoco yo quiero dejarlo partir, después de todo, ese resabio desagradable es el que en última instancia, me recuerda día a día que soy un ser humano.